jueves, 17 de enero de 2013

Olivetti

Dices que quieres salir a dar un paseo, 
pero afuera está lloviendo.
Quieres café caliente,
pero te quema la boca.
Quieres viajar y te dan miedo las alturas.
Quieres hablar con la boca llena...

Lo dejaré todo y me iré a Madrid. A un piso de veinte metros cuadrados con cuadros de fotos y una factura que aprieta. Me iré con la vieja Olivetti de mi padre en la maleta. Con un abrigo que nunca lavaré y una manta con aliento a tabaco que me ame.
Lo dejaré todo y seré por primera vez kamikaze. Me iré a una casa con humo y sin llamas. Y si llamas y callas sabré que eres tú. 
Tienes la puerta abierta, pero antes de sentarte coge esa botella. Vamos a brindar por estar y seguir estando. Y mientras tanto nos podemos besar o seguir hablando.
Me iré aunque nunca me vaya. Me emborracharé de sus calles, me perderé en miradas, en sus kilómetros de intestino metálico. 

Me iré para echaros de menos y tener una razón de peso para desempolvar esa vieja máquina de escribir.

3 comentarios:

conbotasrosasye_yé dijo...

No se cuanto hace que sigo tus Cien Cafés, quizás no haya llegado aún a los cien... pero esta adicción es placentera, leerte, no sabes cuanto.

Una sonrisa con espuma en las comisuras.

Ardid dijo...

Así será la única forma de tener algo que contar....

Anónimo dijo...

Las primeras líneas me recordaron a "Antes te gustaba la lluvia", una versión teatral de "Gif (Veneno, o Tóxico)" de Lot Vekemans. Es la historia de un hombre y una mujer que, tras doce años sin verse, se reencuentran en una sala de un tanatorio, a la vera del cementerio donde descansa su hijo. Él, abandonó el hogar sin mediar palabra y ella no ha podido superar la suma de ambas pérdidas (sin quererlo, ya tiene cuento de buenas noches). Supongo que ambos echan de menos y se echan de menos. La actriz me contó que hay esperanza para esa pareja. Lo pensaba mientras leía "Y si llamas y callas sabré que eres tú. Tienes la puerta abierta".
Sí, Madrid es de esas ciudades en las que todo el mundo tiene algo o a alguien a quien echar de menos. O como dice Ismael Serrano "a Madrid le faltan caricias y abrazos".
Mil