viernes, 4 de enero de 2013

En el bar

Voy a destrozar los escombros de inocencia que te quedan. ¿Quieres ser mayor? Juguemos a los doctores. Extirpemos los tumores. Pensaba mientras bebía amarillo amargo sin inmutar un músculo de su marmórea cara.
El camarero cambió de agujas su mirada y, sin decir nada, prosiguió con su labor.
Sus piernas eran autopistas de negro alquitrán. Sentada en un taburete sus pies tocaban con facilidad el sucio suelo del local.
La gente bailaba en cristalinas burbujas, algunos salían excitados de hacer pan de los servicios, la harina les delataba, otros se amaban con prisa, la misma de los bebedores todavía sobrios.
Estrangulaba el cuello de la botella. Demandó otra.

Ella solamente quería matarlo. 

3 comentarios:

conbotasrosasye_yé dijo...

Que pena... yo soy adicta a la inocencia...es que si no, no sueño.
Yo tambien querría matarlo.

Una sonrisa valiente!

Soraya Bruxa Moura dijo...

Guau!

Ardid dijo...

Es una pena perderla demasiado pronto....pero la viida te enseña una decepción tras otra....