Y entonces se rompió el cielo, el bisturí abrió limpiamente la siempre extraña división entre tú y yo, matemáticas que nunca entendí, por ser un despistado o por hacer siempre las cosas despacio, ahora ya no importa, nunca ha importado, nunca me importó. He visto lugares que no pude envasar al vacío, lugares azules y verdes, montañas que agrietan el cielo y calles oscuras con gatos blancos que no conocen el miedo a hablar con los extraños. Pero no pude traértelos porque cuando se rompió el cielo nos alejó, y ahora formamos la misma parte de una realidad partida, división con decimales.
Y entonces el cielo se rompió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario