El vaho de su boca empañaba los cristales, nunca me sentí tan pirómano debajo del agua que de ella manaba. Sin toalla ni reflejo, descalzo me deslizaba por su lengua resbaladiza buscando alcanzar la dulce yugular perfumada.
Las bragas en el pomo de la puerta entreabierta, sus piernas. Dos hálitos de diferente pasta que se buscaban.
Un muerdo en el cuello y un nudo sin hueso.
2 comentarios:
Hablas en pasado, si no querías irte, por qué te fuiste? No puedes volver? No es así de fácil,verdad?
Agua bendita, entonces..
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