Quizá sea mejor apagar la televisión y escuchar gritar a las grietas de la habitación, esas gargantas gélidas que engullen el aire que me sobra (A veces me pregunto qué dirán cuando les doy la espalda).
Quizá sea mejor inventarse eso de volver a empezar y olvidarse del sonido de platos rotos y del sabor salado de una lágrima que bombea el corazón.
Quizá sea mejor mentirse, vestirse e irse...