Sí, quedaron al son del compás de las gotas de agua que coinciden. Hablaban entre el murmullo ebrio de un fin de semana más, hablaban sus manos, en aquel momento eran los mudos más capacitados, ellos solos. Hablaban siempre de nosotros, pero en realidad eran sólo ellos dos, jugando a hacer nudos son unos dedos inquietos mientras los demás llenaban el vaso de vanidades de plástico rosa, risas rotas y cristal color cola.
Yo me fui a escribir a la habitación de al lado, donde solo podía ser yo mismo.
Nos vemos...
1 comentario:
Hay quien lee el futuro en las manos. En las mías, sólo el pasado.
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