jueves, 28 de febrero de 2008

Marihuana

Tuve que salir a la calle, moribundo y mareado meditaba sobre mi estado mientras mi cuerpo caminaba urgentemente hacia ningún lado, la cuestión era salir y caminar. Pensaba tanto que las ideas se desvanecían y perdían su significado, andaba mirando al suelo ahogado por la masa de gente, huía de las luces fluorescentes de los semáforos, sobre todo de las verdes, si las miraba directamente su fuerza cegadora se metía dentro de mí a través de los ojos y restaba mi capacidad para mantenerme erguido. Nunca llegué a desfallecer así que proseguí mi camino pidiendo que no acabara la calle en acantilado. Por la calle Toro seguía a una figura que, en cierta medida, se parecía a mí, o al menos eso era lo que creía, por su siniestro y lento paso, parecía un yonqui envuelto en un chándal rojo y negro, preciosos colores para la noche, cuando pasé a su lado mi curiosidad giró el cuello para darle cara a esa figura enigmática cuyos pasos seguía. Era la cara de un joven yonqui desdentado con unos pómulos que salían de su rostro como el coxis de una mujer de caderas que hacen curva y de vientre plano. Mi paranoia comenzaba cuando pensé que aquel yonqui de pasos pausados le hablaba a mi espalda y buscaba, como yo hice antes, ponerme un rostro. Entonces mi mente subió la seda roja y los miles de fantasmas que aguardan debajo de mi cama salieron a escena, sólo tuve que apresurar el paso y hacer mutis por el foro entrando en la Plaza Mayor. Necesitaba estar ocupado físicamente para que mi mente dejara de crear mundos paralelos que me condujeran a la locura, por lo que decidí meterme en un 16 horas (allí trabajan un poco más de la mitad que en un 24 horas) para abastecerme con algún tipo de líquido aunque la verdad es que no importaba qué comprase mientras estuviese tranquilo y sin sobresaltos en mi pálido pecho, finalmente manzana y lata de bebida. Seguía el camino con los mismos achaques de nerviosismo artificial que aumentaban o disminuían en función de la rapidez de los albañiles que trabajaban en mi cabeza para solventar los chispazos interneuronales, otros tienen arquitectos, delineantes o notarios en la suya, muchos piensan que la cuestión es tener muchos muebles de muy buena calidad allí arriba, pero las termitas siempre llegan...
Me apetecían calles oscuras, angostas y lúgubres porque ya no me daban miedo las pisadas ni las conversaciones entre coches o esquinas y la luz que antes quebraba mis pobres pupilas ahora no me alcanzaba. En una calle de esas, cerca de la avenida Italia, una parada de bus hacía compañía a una chica apoyada en la pared de aquella estrecha acera que esperaba al camión azul que venía del cementerio. Me pregunto a quién traería de esa dirección. Yo procuré no mirar por si conseguían hacer un lazo entre mi mirada y la suya y así arrastrarme con ellos. La chica subió, creo.
Del resto del paseo poco más recuerdo salvo que me encontré con dos amigos y traté de probarme entablando conversaciones ordinarias con ellos, aunque siempre preocupado por escuchar y mostrando cierto grado de interés de tal manera que mi mente estuviese siempre ocupada, también tiré unas cuantas fotos que hoy he borrado y que representan un viaje que terminó siendo agradable y en el que conversé borracho conmigo mismo.
He dormido sobre la manta toda la noche y al levantarme cuando nace la tarde en los relojes que lleváis, de aguja o analógicos, me he asombrado al percatarme de que he dormido sobre un abrecartas y sabiendo lo que me muevo ni se me ha ocurrido palparme los posibles cortes. Qué importan...

miércoles, 27 de febrero de 2008

Mientras camino

Después de observar todas las miradas ajenas que reflejan el vacío de la mía, llego a una conclusión: NADA. Nada soy, nada me llena, pero todo llega.
La necesidad de las necesidades es otro invento, como la vida, la sangre y las heridas, mentiras.
Mientras, el amor que celebro luce en la contraportada de la piel de un viejo periódico arrancado a tiras.

martes, 26 de febrero de 2008

Love yourself

Las chicas sólo quieren chicos guapos,
de cuerpos vestidos con harapos de etiqueta
y con drogas para tabiques caros sin receta.
Las chicas quieren moda e imitan,
se limitan vistiendo iguales
y se encasillan como los puntos cardinales, subnormales.
Los chicos siguen el rollo y son quienes no son, un sol,
para llegar a un corazón de cartón tras invitar a la chica a otra copa de ron,
sólo quieren follarte y aunque tú quieras lo mismo la diferencia es tu cinismo
no eres especial ni diferente ni te vas por la tangente ni tienes don de gentes.
Los amigos no existen si persisten,
apuesto a que el primero ni se acuerda de tu himen de virgen,
será porque finges desde el saludo hasta el beso al cornudo.
Me mantengo en mis palabras y no les hago nudos,
mi cielo no es tu cielo y tampoco vestiré como esos modelos
porque lo más bonito de tu pared con posters son los celos.



viernes, 22 de febrero de 2008

Deseo de Viernes (deseo de Venus)

Sonreía en su paso al dormitorio por el pasillo mirando al suelo y colocándose su largo y negro pelo tras los cartilaginosos. En el sofá mi hambrienta mirada seguía la sombra desnuda que nunca se perdía, de vez en cuando ella oteaba entre sonrisas cosidas desde el cuarto para confirmar mi cuerpo inamovible a escasos cinco metros de distancia, sin parpadear por miedo a perderme un segundo su infantil y mudo juego me alimentaba de sus fugaces apariciones clamando compañía en un gran silencio, dictando sentencia dejando las huellas de su esencia a través de un pasillo cada vez más largo, sólo nuestros ojos hacían de puente entre dos cuerpos que se escribían cartas a gritos pidiendo convertirse en larvas encorvadas entre mantas por el resto de la noche.
Mañana será otro día.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Pesadilla en esperanto

Las manos colgaban de la cabecera de la cama, abotargadas por la inercia rebosaban sangre y los ojos, aún cerrados, lloraban conscientes de la pesadilla que comenzaba a digerirse a medida que se iba despertando, intentando descifrar un sueño que poco a poco iba erosionando la aguja del minutero, alzheimer que devora sin piedad los buenos y malos mientras los intentamos hacer nuestros, como atrapar el aire.

martes, 19 de febrero de 2008

Piensa en mí

Piensa en mí. La ducha es triste, es el último día y la casa respira y abre los pulmones de los cuatro cuartos en soledad, sólo el agua recita y el cuerpo calla mientras observa el suelo de la bañera llorando un recorrido hacia la oscuridad. Se bañaba porque no quería ver sus lágrimas, quería ignorar su tristeza entre agua y mezclar la melancolía del último día.
Hacía matemáticas de madrugada y construía pensamientos aletargados mientras esperaba a que ella le despertara en mitad de la noche y le invitara a su cuarto, allí había calculadora y las cosas eran más fáciles aunque la mayor parte de mi tiempo he sumado y restado con el alma y con los dedos y he jugado con los dados, de ahí la barba y el saco de dormir.

viernes, 8 de febrero de 2008

Hamburguesa , patatas fritas y dos cigarros

Estaba feliz, silencioso ebrio, paraguas invertido sonrisa perdida, descansaba en sus labios, almohada donde los sueños suenan a máquina de escribir, pausados y firmes bajo un halo de vapor que reflejaba sus carnes elásticas y pálidas limitados por la cama, que hacía de marco de una estampa que colgaría de aquella pared para siempre, pero...¿qué es siempre?no lo saben, pero no les importa.